¿Alguna vez te han dicho que el café frío es lo peor que hay? Piénsalo dos veces. Probablemente has visto que muchas cafeterías están apostándole a lo que se conoce como cold brew, una forma de preparar el café y no de cómo servirlo.

La diferencia entre el cold brew y otras presentaciones, como el frappé o el café helado es que el cold brew parte de la creación de un concentrado de café al dejar los granos tostados remojarse en agua durante 24 horas. Este proceso libera esencias y sabores en el concentrado que, para su consumo, se diluye al gusto del consumidor y se sirve frío.

No sólo esto, sino que el sabor es distinto al de la preparación tradicional de café caliente, puesto que se trata de sabores más dulces, suaves y menos ácidos. Otra ventaja es que el cold brew no requiere electricidad, filtros o fuego para su preparación, pero, eso sí, tarda mucho más que una taza de café americano regular.

Así como el café regular, el cold brew puede venir en muchas presentaciones; mientras que unos optan por agregarle sabores, como vainilla, hay quienes, incluso, le agregan alcohol, para crear bebidas espirituosas. El cold brew está siendo la sensación en muchas partes del mundo y no dudamos del éxito que pueda llegar a tener en nuestro país.

Así que la próxima vez que te digan que el café frío no sabe bien, demuéstrales lo contrario con un vaso de café cold brew; te aseguramos que va a cambiar la manera en que piensas, bebes y vives el café.